"La escuela vale la pena" (Cartas de lectores)

En cartas al país de Clarín, hace unos días (30/11/08) leí ésta que comparto:

DISPUESTO A ESCUCHAR"

"La escuela vale la pena"

Nuestro hijo terminaba la escuela primaria, desde chico fue gran constructor con diversos materiales, ollas, palitos, taper, cajas, maderitas, cartas. Entonces, no dudamos. La escuela elegida para el secundario sería la Escuela Técnica Nº 9 D.E. 7 "Ingeniero Luis A. Huergo".
A fines del 2007 acompañamos a Agustín a una visita guiada por la escuela, a cargo del profesor Movia, quien supo despertar en nuestro hijo y en la gran cantidad de chicos que asistieron a la cita un gran entusiasmo y ganas de empezar.
Marzo de 2008, primer día de clase. Muchos nervios, preparativos y expectativa. Agustín fue acompañado por su papá y su abuelo. La escuela parecía enorme, llena de adolescentes con toda una vida por delante y profesores, preceptores y autoridades dispuestos a brindar la oportunidad de pensar un futuro mejor.
Hoy ya casi termina el ciclo lectivo, mucho esfuerzo y deseos de agradecer a quienes hicieron posible que nuestro hijo como tantos otros puedan sentir que ir a la escuela vale la pena. Compartimos con orgullo los avances en su aprendizaje y su autonomía, además de sorprendernos por los trabajos realizados en taller. La distancia entre nuestra casa y la escuela es mucha, Agustín y sus compañeros permanecen muchas horas en la institución disfrutando también del encuentro entre amigos en un almuerzo compartido. Es importante revalorizar el rol de la escuela pública, porque creemos que otro mundo es posible y que la escuela pública puede colaborar en esa construcción.
A esta escuela asistió mi papá, el abuelo de Agustín, y el 8 de noviembre pasado recibió un reconocimiento por sus 50 años de egreso junto a sus compañeros. Desde esa época vemos en esta querida institución educativa un avance constante a través de sus distintas gestiones y a pesar de políticas educativas adversas sigue construyendo y fortaleciendo día a día un proyecto educativo inclusivo y democrático, brindando un espacio de crecimiento óptimo para un futuro mejor.
Llegue a sus directivos, profesores y comunidad educativa todo nuestro agradecimiento y felicitaciones.
Nieto (Agustín 1er año, 6ta división) Año 2008
Abuelo (Rodolfo, técnico mecánico) Año 1958

Fernanda Kaynar

EL COMENTARIO (Por Osvaldo Pepe)
UNA FAMILIA, UN PAIS
La lectora Kaynar nos muestra dos generaciones unidas por el vínculo contenedor de la escuela pública. Y al mismo tiempo nos relata una saga familiar que nos habla de la influencia de los buenos estímulos, y del proceso de transmisión de las vocaciones.

En definitiva, Fernanda alude al orgullo personal de ver juntos en el patio de una escuela los extremos de sus afectos: abuelo y nieto (su padre y su hijo) cobijados en el espacio de una institución educativa de reconocido prestigio, que ha formado legiones de técnicos en una Argentina en la que el trabajo no escaseaba y las aulas permitían una rápida salida laboral para aquellos que no aspiraban a las carreras tradicionales, y que tampoco querían sumarse al facilismo de "la universidad de la calle", que si bien entrenaba para el ejercicio de la viveza y el rebusque, rara vez conducía a destinos de superación y progreso.
Le agradecemos a la lectora el mensaje que comparte hoy con Clarín. La valorización que hace de la enseñanza pública, uno de los grandes pilares en los que se asentó la Argentina como Estado moderno desde fines del siglo XIX, marca un camino en el cual es necesario perseverar.

Las aulas siguen siendo la palanca transformadora que activa los destinos de personas, sociedades y países: la Argentina grata de la movidad social ascendente se construyó con abuelos y nietos como los de esta historia.

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